jueves, 26 de febrero de 2015

De esto que andas por ahí foreando y te encuentras una reflexión más que interesante.

Hay una cosa curiosa que pasa en Internet: el asumir que los gustos personales constituyen un juicio de valor sobre la calidad de algo. Eso no es lo malo: lo malo viene cuando supones que la calidad de un gusto determina la calidad de la persona. Viene, supongo, de lejos, pero aquí se exacerba.

Lo vi con Crepúsculo. Lo veo con 50 Sombras de Grey (o Gray, no lo recuerdo y no lo voy a buscar). Y con Sálvame y Gran Hermano. Aquí todos nos reímos, damos por supuesto que son carnaza para el vulgo. Nosotros, gente formada, vemos series y películas de calidad y trasfondo. Nos interesamos por lo que pasa, despreciamos la manipulación de la massmedia y somos, en general, citius, altius, fortius y con la polla más grandius.

No estoy de acuerdo con el hecho de consumir cosas de calidad dudosa o inexistente te conviertan a ti en algo inferior. Ese pensamiento hipster lo detesto, porque establece una suerte de clasismo progre que se acepta como válido.

Yo consumo mierda. Y no, ninguno de los programas que has dicho ni ningún libro o peli que haya mencionado. Lo gozo con el Vin Diesel en A Todo Gas. Me masmola McClein dando cera por las calles. Ver al Statham conduciendo su BMW a toda hostia mientras le zurra a los malos y se folla a Olga Kurylenko me flipa como el primer día. Y a veces preferiría una hamburguesa grasienta y perjudicial del McDonalds y no un delicioso estofado de verduras casero.

Y soy consciente de que es mierda. Su calidad, en general, es muy baja. Pero no pretendo avergonzarme de mis gustos ni liberación ni me considero inferior por tenerlos. Porque el hecho de esperar a que salga la nueva de A Todo Gas no me impide ver una y otra vez Doce Hombres Sin Piedad, o leer 50 Sombras de Grey (no lo he leído, pero lo haré, porque detesto criticar algo sin conocerlo de primera mano) no me hará bajar del pedestal que tengo a Hesse, Mann, Faulkner o Tolkien.

He tenido esta discusión muchas veces con culturetas de uno y de otro signo político respecto al fútbol. He sido tildado prácticamente de orangután sin raciocinio por alegrarme de que once hombres millonarios metan un pedazo de cuero redondo en una portería. Y les he dicho lo mismo que te digo a ti (además de las explicaciones tribales y antropológicas de Morris que son muy largas para poner aquí y no vienen mucho al caso).

Así que, dejando a un lado el resto de tu comentario, no creo que ver Sálvame o Gran Hermano supongan un impedimento objetivo para votar. Menos aún basándose en la incultura o estupidez de su audiencia. Que haberlos, haylos, tampoco te diré que no.


-Pasa Pollo, sabio de internet.